sábado, 11 de enero de 2014

Mi cementerio inglés de Málaga

¿Pensar en fantasmas o leyendas negras? No, todo me resulta demasiado real. Paseo por las partes altas del cementerio inglés de Málaga, subo hasta lo más alto y veo una tumba de quien su Dios parece haber olvidado, paseo otro rato, admirando epitafios, tumbas y la naturaleza que tanto me relaja, los enterrados aqui y yo coincidimos en que es un buen lugar para descansar.

Llego a un gran arbol en el que me apoyo para escribir. No siento angustia en el cementerio, no veo que sea un lugar siniestro o perturbante, tan solo que yo aún no pinto nada aqui. Me siento comodamente en el árbol, que parece estar tan agusto como yo de sentir a otro ser vivo cerca.

Veo tan real, las vidas cortadas de los aqui enterrados que me apeno un tanto por ellos, aquellos a los que el cólera culpó, quienes no vivieron un mes, aquellos a los que el mar en el que desde pequeño me baño, se los llevó sin piedad junto con quienes los intentaron salvar, no volvere a pisar ese puente de la misma forma.

Y aun así sus tumbas no me deprimen, veo una tumba, un epitafio totalmente rodeado de tréboles... hasta en la muerte hay vida.
Por ellos, por todos ellos que fueron idos prematuramente, les hago una promesa: Vivir por ellos.
Pues es lo único que puedo darles, porque así quizas ellos y yo nos sintamos mejor, dedicaré mis alegrías a aquellos que no pudieron tenerlas, alzaré mi copa en honor a los que vinieron antes de mi.

A la entrada me saludó lo que creo era un buho, y ahora puedo oir el trinar de los pajarillos.
Me levanto del árbol para volver, espero que ni vivos ni muertos noten mi ausencia.

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