¿Para quién puedo yo siempre cantar?
¿Si la Luna se fue, para cuál alma
yo podré pues aullar con pobre calma?
¿Es el caso que acaso no sé amar?
Vio ya el lobo la noche negra estar,
pues provoca dolor que lo desalma,
poder ver, no que le tenga encalma,
si no que él no es razón de su brillar.
En la víspera de mi soledad
aún intento sentir lo que siento,
esperar no tener o hacer maldad.
Ni siquiera sé si es un pensamiento
o mi propio tesón con voluntad
que pensar me hace en enamoramiento.
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